Para ser protagonistas es necesario estar bien informados | JANUS
Janus Proyecto Rural Integrador es una granja sustentable, sostenida en los principios de la Agricultura Biodinámica, donde producimos alimentos vitales y nutritivos con un modelo de intercambio y consumo responsable basado en CSA, la Comunidad que Sostiene la Agricultura, ubicada en la provincia de Río Negro, Patagonia Argentina.
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Para ser protagonistas es necesario estar bien informados

Para ser protagonistas es necesario estar bien informados

Acompañando los ritmos de cosecha, preparación y reparto semanal de nuestros productos saludables, continuamos con nuestras reflexiones acerca de algunas cuestiones macro, que sobrevuelan y dialogan con nuestras realidades micro, como por ejemplo la nota “Un modelo para armar entre todos”, que escribimos recientemente para divulgar una reseña de nuestro proyecto y enfoque.

 

Tanto para nosotros haciendo el papel de productores sustentables, como para nuestras Familias Asociadas y la comunidad en general haciendo el papel de consumidores responsables, es importante que vayamos complementando nuestro protagonismo con la incorporación de información verosímil y de actualidad que nos permita consolidar nuestro activo rol en este cambio de paradigma que venimos experimentando como sociedad. Como puede apreciarse en otra de nuestras notas,  “¿Cómo será el agricultor del año 2050?”, escrita a fines de 2017, desde Janus Proyecto Rural Integrador ya presentábamos y compartíamos algunas ideas que veníamos reflexionando y poniendo en práctica junto a otros grupos y emprendimientos en todo el país, en el marco de la Agricultura Biodinámica, ideas que hoy están definitivamente instaladas en las agendas públicas.

 

En este camino de reflexiones alrededor de nuestras prácticas, aportando al diálogo colectivo, presentamos una interesante entrevista realizada por el reconocido periodista especializado en temas agrícolas Matías Longoni (Bichos de Campo) a la ingeniera agrónoma Elizabeth Jacobo, doctora en Agroecología, coordinadora de la flamante carrera de Agroecología y docente de la facultad de Agronomía de la UBA, donde desde hace diez años cuentan con una tecnicatura en producción vegetal orgánica, además de un creciente número de docentes construyendo caminos agroecológicos.

 

La entrevista sintetiza muy bien esa voluntad que ejercen ambas posiciones de aclarar, definir e informar, donde las sinceras inquietudes del periodista dejan lugar a las precisiones técnicas de la especialista, haciendo visibles al espectador las diferencias que existen entre dos conceptos aparentemente similares como la Agroecología y la Agricultura Orgánica.

 

Siguiendo a los protagonistas de la entrevista, a grandes rasgos podríamos definir a la Agroecología como un enfoque integral que articula varias herramientas, teóricas y prácticas, orientado a la transformación de una realidad agrícola colapsada en una nueva realidad sustentable, de la mano de diferentes técnicas de producción amigables con el ambiente, del desarrollo local y circuitos cortos de comercialización y certificaciones de garantía recíproca, entre otras particularidades.

 

Por otro lado, la Agricultura Orgánica, surgida promediando el siglo XX como alternativa a la agricultura industrial —también llamada “convencional”— ante las primeras preocupaciones por los efectos negativos del uso de agroquímicos, podría ser caracterizada como una  modalidad de producción basada en la sustitución de los insumos de síntesis química por insumos de origen orgánico (o natural), cuya rama más desarrollada y consolidada maneja grandes volúmenes de producción y cuenta con mecanismos privados de certificación global orientados a los mercados internacionales, además de la existencia de ramas menores, cuantitativamente hablando, en las que se ejercen las mismas prácticas orgánicas aunque sin las certificaciones ni los grandes mercados como destino, sino abasteciendo a redes locales del mercado interno.

 

 

En cierto modo podríamos trazar una línea histórica que comienza con la Agricultura, llamada así, a secas, desde sus orígenes en las grandes civilizaciones hace 8000 años. A principios del siglo XX surge la primera bifurcación clara, con la aparición de la agricultura industrial basada en insumos de síntesis química y su posterior masificación a escala global de la mano de agroquímicos y monocultivos de transgénicos, un hito “científico” que condiciona toda la inocuidad agrícola presente hasta ese momento, forzando a la utilización de nuevas denominaciones que permitieran discernir entre las diferentes “agriculturas” que conviven simultáneamente.

 

La continuidad de esa línea histórica somos hoy nosotros, retomando creativamente el legado de diversas tradiciones, con la Agroecología como estandarte y amalgama de diferentes prácticas agrícolas “limpias”, acreditando trayectoria y resultados para proponerse como alternativa al modelo hegemónico, buscando colectivamente y creando nuestras propias estructuras productivas y de gestión, modelos de intercambio, espacios de articulación, siempre entre todos, reunidos en círculo alrededor de un centro que mantiene la cohesión: el deseo de ser protagonistas de una época transformadora en el devenir de la humanidad.

 

El tiempo pasa, estamos ya entrados veinte años en el siglo XXI y la sociedad está comenzando a moverse desde las bases, con firmeza, asumiendo el protagonismo de productores sustentables y consumidores responsables que formamos parte de una transición, sin vuelta atrás, hacia alternativas agroecológicas que consoliden la multiplicación de modelos productivos sustentables.

 

 

 

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